Este 24 de marzo volvemos a marchar por memoria, verdad y justicia. Para volver a decir Nunca Más a los golpes de Estado en nuestra Patria.
Seguimos la huella imborrable de lxs 30.000 desaparecidxs: esa huella hoy nos lleva otra vez a las calles. Marchamos con el dolor de no poder marchar con lxs 30.000 pero con la alegría de seguir su huella. Hoy lo hacemos con 39 años ininterrumpidos de democracia, pero no siempre fue así: la búsqueda de nuestrxs compañerxs empezó ese fatídico 24 de marzo de 1976; ellas, las Madres y las Abuelas, a pesar de los miedos, amenazas, desapariciones y muertes, iniciaron la búsqueda con la pregunta de “dónde están nuestros hijxs y nietxs”. En ese momento comenzaron a convertirse en la antorcha que iluminaba el camino de la justicia, pero también en la de la reivindicación de las banderas que llevaron a sus hijxs a esa trágica situación de convertirse en desaparecidxs… son las mismas banderas que seguimos levantando las generaciones que vinimos después: la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social.
Y de esta manera, no solo perseguían el objetivo de la Memoria, la Verdad y la Justicia, sino que tomaron esas banderas y las trajeron a nuestros tiempos constituyendo un puente entre la generación diezmada y lxs que nos incorporamos después de la larga noche de la dictadura gorila. Lo hicieron siempre, sin bajar los brazos, en la época más oscura e inclusive poniendo en juego sus propias vidas, como en el caso de la siempre presente Azucena Villaflor, convirtiéndose en ejemplo de militancia de las causas justas, es decir de la causa del pueblo argentino. Ese ejemplo suyo, de militancia en momentos tan adversos, también nos sirve de ejemplo. Cuando escuchamos a Máximo decir: “Militar hasta que lo imposible se vuelva inevitable”, cuesta no pensar primero en las Madres y las Abuelas.
Es así como la lucha por Memoria, Verdad y Justicia pasó por distintos momentos hasta 2003, y tuvo avances y retrocesos; los pañales de los hijxs en la cabeza de las Madres, las rondas en la plaza, la Conadep, el Juicio a las Juntas, las instrucciones a los fiscales, el Punto Final, la Obediencia Debida, los indultos, los escraches de los HIJOS y los juicios por la verdad. En todos esos momentos siempre estuvieron ellas marcando el camino, nunca bajaron los brazos, siempre nos alentaron, nos levantaron cuando se retrocedía, así como festejaban y nos pedían más cuando se avanzaba. Nunca pararon, siempre militaron.
En 2003, con la llegada de Néstor a la Casa Rosada se abre otro capítulo de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. En agosto de 2003 se aprueban, a instancias del Ejecutivo encabezado por Néstor Kirchner como presidente de la Nación, las leyes de nulidad de la obediencia debida y el punto final y la ley que declara la inconstitucionalidad de los indultos. En este marco, y con el nuevo impulso de la lucha por Memoria, Verdad y Justicia la Corte Suprema, en el año 2004, genera jurisprudencia declarando los delitos del terrorismo de Estado como crímenes de lesa humanidad. Desde aquel momento los juicios no se detienen y se sigue haciendo justicia. Pero además Néstor, recogiendo el ejemplo de las Madres, las Abuelas y los organismos de DDHH, suma a aquella lucha la fuerza del gobierno para convertir la lucha por la Memoria, Verdad y Justicia en política de Estado, y no restringe esa lucha sólo a lo jurídico sino que incorpora lo simbólico.
Suma, además, a lo declamativo, acciones concretas y constantes para reconstruir la memoria y depositarla para siempre en el corazón, en las vísceras de lxs argentinxs, porque eso también es hacer justicia. El fortalecimiento de la política de construcción de sitios de la memoria es una muestra de ello. El día que la ex Esma se convierte en sitio de la memoria se abre definitivamente una nueva etapa en la Argentina, desterrando para siempre a la palabra olvido del vocabulario y de la acción del Estado. Ni siquiera los cuatro años de la gestión oligárquica de Macri pudieron parar el impulso de los gobiernos de Néstor y Cristina. Invisibilizaron, obturaron, desfinanciaron, entorpecieron desde la gestión en lo efectivo la continuidad de esas políticas, como cuando intentaron imponer el 2×1 para reducir las condenas de los genocidas y así lograr que buena parte de ellos recuperara la libertad, con la complicidad de la Corte Suprema; intento que les paramos en la calle, otra vez marchando multitudinariamente. Pero también con el negacionismo lo hicieron desde lo simbólico, poniendo en cuestión la cifra de los 30.000, acusando a los organismos y caracterizando a la política de DDHH como un curro. Los gorilas lo intentaron: no pudieron ni podrán.
Por eso marchamos este 24 de marzo. Y por eso marchamos desde la ex Esma. Porque es nuestra manera de recrear y reivindicar a lxs que marcharon antes, inclusive antes de ser nación. Marchamos para reivindicar y hacernos cargo de todo lo logrado por nuestro pueblo en su largo peregrinar en la construcción de una patria justa, libre y soberana. Marchamos por Memoria, Verdad y Justicia. Marchamos porque somos herederxs y militantes de toda esa historia de lucha de nuestro pueblo, la de los pueblos originarios, lxs revolucionarixs de Mayo, las montoneras federales, lxs descamisadxs, las victimas de la fusiladora, lxs desaparecidxs, las Madres y Abuelas. Marchamos porque seguimos creyendo que el futuro habita en la memoria. Marchamos porque seguimos creyendo que las banderas de justicia social, soberanía política e independencia económica nos guiarán a construir el gran sueño que nos legara el general Perón: la indivisible ecuación que es la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria. Marchamos porque Néstor nos enseñó que las convicciones no se abandonan en ningún lado nunca. Marchamos porque Cristina nos dijo que la Patria es el otro. Marchamos porque a pesar de las bombas, de los fusilamientos, los companerxs muertxs y los desaparecidxs, no nos han vencido.
Nos vemos el jueves a las 09:00 hs en la ex ESMA para marchar hasta la Plaza de Mayo.