Las razones de su vida

Evita en sus propias palabras.

“No. No es el azar lo que me ha traído a este lugar que ocupo, a esta vida que llevo.”

Desde sus primeros años, desde que conoció las desigualdades y la injusticia, supo que su causa iba a ser la causa del pueblo, la defensa de los desprotegidos y la justicia social. No. No fue azar.

“Nada hay en mi destino de extraordinario y menos de juego de azar. No puedo decir que creo lógico y razonable todo cuanto me ha sucedido, pero no sería leal ni sincera si no dijese que todo me parece por lo menos natural.”

Eva Perón, María Eva Duarte, Evita, nació el 7 de mayo de 1919 en Los Toldos, provincia de Buenos Aires. A los quince años fue a buscar su destino artístico a la ciudad de Buenos Aires. Desarrolló una profusa carrera de más de 10 años en la radio, el cine y el teatro. Formó parte de organizaciones gremiales del medio como la Asociación Argentina de Actores y la Asociación Radial Argentina, entidad de la que fue fundadora y elegida presidenta en 1944.

“He hallado en mi corazón, un sentimiento fundamental que domina desde allí, en forma total, mi espíritu y mi vida: ese sentimiento es mi indignación frente a la injusticia.”

“Desde que yo me acuerdo cada injusticia me hace doler el alma como si me clavase algo en ella. De cada edad guardo el recuerdo de alguna injusticia que me sublevó desgarrándome íntimamente.”

“Un día oí por primera vez de labios de un hombre de trabajo que había pobres porque los ricos eran demasiados ricos; y aquella revelación me produjo una impresión muy fuerte.”

“Relacioné aquella opinión con todas las cosas que había pensado sobre el tema… y casi de golpe me di cuenta que aquel hombre tenía razón. Más que creerlo por un razonamiento, “sentí”, que era verdad.”

Por esa voluntad de combatir la injusticia fue que Eva conoció a Juan Domingo Perón. Fue invitada junto a otras figuras para la jornada solidaria del 22 de enero de 1944 al Luna Park, que el Secretario de Trabajo y Previsión había organizado a beneficio de los damnificados por el terremoto en San Juan siete días antes.

“Me puse a su lado. Quizás ello le llamó la atención y cuando pudo escucharme, atiné a decirle con mi mejor palabra: Si es, como usted dice, la causa del pueblo su propia causa, por muy lejos que haya que ir en el sacrificio no dejaré de estar a su lado, hasta desfallecer.”

Eva y Juan se casaron el 22 de octubre de 1945, apenas unos días después de la inmensa gesta obrera del 17 que proclamó a Perón como su líder indiscutido. Perón le había escrito una carta en la que le aseguraba que había pedido su retiro y que su plan era casarse y luego irse a “vivir tranquilos” a cualquier parte. Eva recordaría, no sin orgullo:

“El casamiento civil se llevó a cabo el 22 de octubre, el religioso, el 10 de diciembre; lo de vivir tranquilos en cualquier parte, no llegó nunca…”

Tras acompañar al General en la campaña presidencial, hecho inédito en la historia argentina, Eva protagoniza también un hecho disruptivo. Se disponía a ser la primera dama, pero una primera dama como no se había conocido en la historia. Una primera dama que era a la vez, compañera de un presidente y del conductor político del pueblo.

“A la doble personalidad de Perón debía corresponder una doble personalidad en mí: una la de Eva Perón, mujer del presidente, cuyo trabajo es sencillo y agradable y otra, la de Evita, mujer del líder de un pueblo que ha depositado en él toda su fe, toda su esperanza y todo su amor.”

“Unos pocos días en el año represento el papel de Eva Perón, la inmensa mayoría de los día soy en cambio Evita”.

El 24 de septiembre de 1946, Eva ocuparía el despacho de Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión.

“En ella podía encontrarme más fácilmente con el pueblo y con sus problemas; porque el Ministro de Trabajo y Previsión es un obrero y con él, Evita se entiende francamente y sin rodeos burocráticos”

Una de sus mayores causas fue la consagración del voto femenino, cuya promulgación se produjo el 23 de septiembre de 1947.

“Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispación de indignación, sombra de ataques amenazadores pero también alegre despertar de auroras triunfales. Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional.”

La Fundación Eva Perón, dedicada a la asistencia social, creó  hogares, escuelas, hospitales, la famosa Escuela de Enfermeras y proveedurías de alimentos. Desde allí, Evita promovió políticas de asistencia, educación, turismo, trabajo, vivienda y otras dirigidas a los más necesitados. La ayuda solidaria a más de treinta países le valió a Evita el reconocimiento a nivel internacional, siendo condecorada por diecisiete países. La primera actividad oficial de la Fundación se registró el 3 de abril de 1949.

“Las esperanzas del pueblo se concretaban en peticiones lo más variadas, desde una obra de gobierno extraordinaria y aun fantástica que solicitaba toda una ciudad hasta la pelota de fútbol que quería un changuito del norte o la muñeca que deseaba una coyita”.

«También atender todo esto — lo grande y lo pequeño — era necesario para que el pueblo no dejase de ver en Perón a su conductor.” “Yo elegí la humilde tarea de atender los pequeños pedidos. Yo elegí mi puesto en el pueblo para ver allí las barreras que podrían haber impedido la marcha de la Revolución. Yo elegí ser “Evita”… para que por mi intermedio el pueblo y sobre todos los trabajadores, encontrasen siempre libre el camino de su Líder.”

Con la Ley de voto femenino, su liderazgo político se proyectó a nivel nacional y posibilitó que las mujeres cumplieran con el objetivo de la reelección de Perón, por un segundo mandato. Para ese propósito, se creó el Partido Peronista Femenino, fundado el 29 de julio de 1949.

“Así como los obreros sólo pudieron salvarse por sí mismos y así como siempre he dicho, repitiéndolo a Perón, que “solamente los humildes salvarán a los humildes”, también pienso que únicamente las mujeres serán la salvación de las mujeres.”

“Allí está la causa de mi decisión de organizar el partido femenino fuera de la organización política de los hombres peronistas.”

El 22 de agosto de 1951, frente a una multitud convocada en la Avenida 9 de Julio, frente al edificio del ministerio de Acción Social, Evita pronuncia su renunciamiento histórico ante el pedido de que integre la formula para la reelección de Perón.

“Porque el 17 de octubre formulé mi voto permanente, ante mi propia conciencia: ponerme íntegramente al servicio de los descamisados, que son los humildes y los trabajadores; tenía una deuda casi infinita que saldar con ellos. Yo creo haber hecho todo lo que estuvo en mis manos para cumplir con mi voto y mi deuda. No tenía entonces, ni tengo en estos momentos, más que una sola ambición, una sola y gran ambición personal: que de mí se diga, cuando se escriba el capítulo maravilloso que la historia dedicará seguramente a Perón, que hubo al lado de Perón una mujer que se dedicó a llevar al presidente las esperanzas del pueblo y que, a esa mujer, el pueblo la llamaba cariñosamente Evita.”

Tras la elecciones, acompañó a Perón en los actos de asunción de su nueva presidencia, el 4 de junio de 1952. Fue su última aparición pública. Murió el 26 de julio de 1952.

“Yo no quise ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la bandera de mi pueblo. Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria.”

Tomado de:

La razón de mi vida
Elhistoriador.com.ar
Museo Evita, biografía

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