EL DíA QUE LA ARGENTINA LLORÓ A UN LíDER EXCEPCIONAL

Eran las 14.10 de un gris 1 de julio de 1974, hace hoy 48 años, cuando se conoció la noticia que nadie quería escuchar. Moría el general Juan Domingo Perón. El impacto fue tan enorme como inmediato. Millones se volcaron a las calles para despedir al líder de la transformación de la historia Argentina, después de aquellos inolvidables Días Felices interrumpidos por el odio; luego de la proscripción, la dura resistencia, y la construcción, en la adversidad, de un poder popular inigualable que perdura y nos sigue guiando en estos tiempos.

Los restos del líder fueron primero a la capilla de la quinta presidencial de Olivos, donde se lo veló hasta el día siguiente y de allí, después de una misa en la Catedral Metropolitana, un cortejo seguido por una multitud se dirigió hasta el Palacio del Congreso. En una muestra inmensa de amor y Lealtad, cientos de miles desfilaron ante el féretro y millones hicieron su luto en las inmediaciones. Allí estaban Néstor y Cristina, junto a sus compañeras y compañeros de aquella gloriosa juventud, llorando su presente pero también construyendo su futuro.

Hacía frío y llovía en Buenos Aires, y como lo haría muchos años después en la muerte de quien sería su gran discípulo, el 27 de octubre de 2010.

Al día siguiente, la tapa del diario Noticias resumía en un titular de una sola palabra el sentimiento del Pueblo: “Dolor”. Acompañado por una breve frase escrita por Rodolfo Walsh, que describía todo un clamor popular: “El general Perón, figura central de la política argentina en los últimos treinta años, murió ayer a las 13:15. En la conciencia de millones de hombres y mujeres, la noticia tardará en volverse tolerable. Más allá del fragor de la lucha política que lo envolvió, la Argentina llora a un líder excepcional”.

, , , , , ,