CON LA DEMOCRACIA NO SE JODE

El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, consuma una de las acciones más atentatorias del estado de Derecho y de la coexistencia de poderes.

En el día de hoy, el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, aquel que no tuvo ningún escrúpulo en aceptar ser nombrado como supremo por un decreto del ex presidente Mauricio Macri, consumó una de las acciones más atentatorias del estado de Derecho y de la coexistencia de los poderes del Estado de que se tenga memoria en estos últimos años.

La democracia que tanto le costó recuperar al pueblo argentino es el sistema que garantiza que por medio de las herramientas de la política podamos transformar las condiciones de vida de nuestro pueblo, haciéndolas mejores y plenas de derechos. Es por eso que esta maniobra no debe ni puede sernos indiferente, porque además deja en evidencia el desprecio que tiene esta Corte Suprema elitista por el voto popular.

Esta Corte tuvo 1557 días para resolver el expediente y al Congreso de la Nación, compuesto por 257 diputados y 72 senadores, le otorgó solamente 120 días. Ese mismo desprecio se evidencia en que la Corte pone en vigencia una ley que el Congreso había derogado, avasallándolo y avasallando, de este modo, el voto popular.

Somos parte del movimiento político que, de la mano de Néstor Kirchner, renovó la Corte y estableció parámetros de transparencia en el nombramiento de sus integrantes, dotándola de un prestigio que había perdido.

Somos parte del movimiento político que, de la mano de Néstor Kirchner, renovó la Corte Suprema y estableció parámetros de transparencia en el nombramiento de sus integrantes, dotándola de un prestigio que había perdido. No es posible que la Corte Suprema avance sobre el Consejo de la Magistratura; es intolerable, además, que avance sobre la Constitución y sobre facultades de otros poderes.

Expresamos nuestro más enérgico repudio a este comportamiento más propio de una casta con intereses particulares que de un órgano que integra de manera permanente uno de los poderes del Estado.

Exigimos que se le permita al Poder Legislativo completar el trámite iniciado en el Senado días atrás en relación con el proyecto de Reforma del Consejo de la Magistratura: sólo así se podrá al menos recuperar, en parte, aquel prestigio que supo tener la Corte Suprema de Justicia de nuestra Nación.

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