CON EL CORAZÓN MIRANDO AL SUR

10 de junio: “Día de la Afirmación de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”.

Cada 10 de junio nuestra vista se vuelve hacia el sur y nuestro corazón se embandera con ese sentimiento profundo e indeleble que es Malvinas; pero no siempre recordamos el porqué de esta fecha, e incluso puede suceder que creamos que tiene algo que ver con los hechos de la guerra a la que nos sometió la dictadura cívico-militar en 1982, con el afán de perpetuarse en el poder y tratar de esconder la ya inocultable crisis económica que ahogaba al pueblo argentino.

Lo cierto es que el 10 de junio es una fecha mucho más lejana en la Historia y marca el momento en que las islas recibieron el status de Comandancia Política y Militar, en un proceso que comenzó con la Declaración de la Independencia.

En 1816 se independizó todo nuestro territorio, que incluía a las Islas Malvinas, en las que había una administración colonial española. Cuatro años después, en 1820, las Provincias Unidas se fragmentaron en distintas unidades
autónomas, cada una con su administración, y le tocó a la provincia de Buenos Aires ocuparse de la Patagonia, tanto del área continental como de las islas (Tierra del Fuego, Malvinas y aledañas).

En Malvinas, puntualmente, había una importante actividad comercial relacionada con la caza. Lobos y elefantes marinos eran codiciados por barcos españoles, franceses e ingleses. Se trataba, entonces de un territorio que necesitaba una administración local presente y activa, para fiscalizar la actividad y evitar la cacería indiscriminada e ilegal. Por esa razón, el gobierno provincial decidió elevar el rango de las islas, nombrándolas Comandancia Político-Militar y designando a Luis Vernet como su primer comandante.

Esta comandancia se creó el 10 de junio de 1829.

Luis Vernet había llegado al puerto de Buenos Aires en 1817, con intenciones de convertirse en comerciante. Navegando hacia el sur conoció las islas y supo que aquel era un buen lugar para establecer su negocio. Cuando fue nombrado comandante, llevaba tiempo cumpliendo el rol de concesionario para el aprovechamiento y comercialización de ganado vacuno y lobos marinos.

En agosto de 1829 se embarcó con su esposa y sus tres hijos rumbo a las islas. Allí nacería, en febrero de 1830, Malvina, su cuarta hija. En el marco de sus obligaciones como comandante, Vernet logró apresar tres buques estadounidenses que cazaban sin permiso. Uno logra escapar pero el comandante lleva a Buenos Aires a los dos restantes, para que fueran juzgados. No lo sabía, pero jamás volvería a las islas.

Mientras estaba en Buenos Aires, la corbeta Lexington engañó a la población izando bandera francesa y destruyó Puerto Luis a cañonazos. Una vez en tierra, su tripulación saqueó los almacenes de cueros de la isla y capturó a funcionarios y a varios pobladores, llevándolos a Montevideo. Lo que había sido un poblado próspero y pujante se convirtió en una aldea vulnerable y expuesta no sólo al clima extremo sino a la presencia de buques cuyas tripulaciones cazaban sin control. La infamia terminó de concretarse el 3 de enero de 1833, cuando las islas fueron ocupadas militarmente por Gran Bretaña.

Aquel hecho fundacional de nuestra soberanía, aquella decisión de otorgar a las islas categoría de Comandancia quedó, como tantos otros, casi sin recordarse, hasta que en 1973, y por iniciativa del gobierno de Juan Domingo Perón, el recuerdo se convirtió en presente permanente mediante una ley, la que establece que cada 10 de junio, en nuestro país, se conmemora el “Día de la Afirmación de los derechos argentinos sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”. Por aquellos pioneros que poblaron las islas al mando de Luis Vernet y por los héroes de Malvinas.

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